Estas mismas letras me las copiaste tu cuando se iba uno de los seres más queridos para mi en la tierra.
Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevare el blanco día
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera;
mas no, de esotra parte en la ribera,
dejará la memoria en donde ardía:
nadar sabe mi llama l'agua fría
y perder el respeto a ley severa.
Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
medulas que han gloriosamente ardido
su cuerpo dejará, no su cuidado;
serán ceniza, más tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.
D. Francisco de Quevedo.
lunes, 14 de diciembre de 2009
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Hola, enhorabuena por tu blog y muchas gracias por visitar el mío. Te seguiré leyendo. Un abrazo
ResponderEliminarGracias a mi me gusta mucho el tuyo!
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